IMG_4622Empezamos pocos minutos después de las 6 de la mañana. Todos traíamos las lámparas funcionando aunque ya estaba por amanecer. Nos dimos ánimos Marco, Chain y yo y nos fuimos más o menos en compañía. Solo íbamos 55 en esta distancia así que no íbamos a perdernos tanto de vista. Este primer trayecto con moderada fuerza pues ya sabía lo que nos avecinaba. En casa no recordé rellenar mi mochila pero en la salida unos corredores me dejaron ponerle un poco de un garrafón de Bonafont que llevaban, así que en el primer checkpoint en el kilómetro 6 me iba a tomar mi tiempo en lo que me llenaban bien.

te quité el vestido, te besé en la boca, pero no quisiste… darme todo una vez más

Ahí vamos bajando estos estupendos senderos, siempre pensé lo que nos costaría el regreso de la segunda vuelta, pero ahora era tiempo de aprovechar. Ya abajo, estábamos los que #SomosdeBarrio y en un descuido el Chain se fue siguiendo a otros por el camino normal para llegar a la meseta, les insistía que debíamos estar atentos a los listones y dejar de seguir la corriente a otros que «ya se saben» el camino. Por donde sí era la ruta dudamos un poco pero me adelanté para ver la ruta de regreso a 50 o 60 metros en paralelo a la ruta donde veníamos corriendo y ya seguimos con mayor seguridad. Siempre siguiendo los listones. Hacía mucho frío pero a lo lejos veo una manta negra con símbolos de diablos prehispánicos. Adelante saludo con euforia a Marthita que hacía un escándalo con la matraca y que gustosa nos daba la bienvenida. Acercándonos al checkpoint del kilómetro 13 con mi gente Diablillos saludé abrazando a todos, a Rosario, Saúl, Monse, Naraí, Ari, Karina, Edson, a todos. Expuse mi muñeca para que Yaya me colocara la primer pulsera y ya pedía mi primer shot de whisky. Estábamos tan a gusto que nos tuvo que decir Mayo que estábamos perdiendo tiempo y era hora de partir.

decídete, yo sé bien que es la primera vez

Primer subida a la Meseta, yo con mi vara alcanzaba a otros pero cuidaba no hacer esfuerzos innecesarios, todavía faltaba mucho. Prefiero este lado por donde ahora subimos la meseta porque desde la primera vez que bajé por aquí andaba perdiendo el paso y a punto de azotar. Ya arriba podía trotar y avanzar pero ese viento frío estaba fuerte. En el descenso ya se sentían gotas de lluvia y pues para eso traje el impermeable, me lo puse al menos en la cabeza para llegando con los Wanna’s ponérmelo bien. Ya estaba lloviendo, era lodo por donde estábamos tratando de avanzar. Y en la última recta estaba considerando seriamente mejor sentarme y dejarme deslizar. Llegando al checkpoint del kilómetro 18 aproveché para ponerle más agua a la mochila, comer papas fritas y Coca-Cola. Pero había que salir y decidí llevarme mi palo-bastón previendo que lo necesitaría más que nada para evitar resbalones.

IMG_4628Y para eso lo usé. Lo que seguía era camino de lodo en bajada por 4 kilómetros, y ya abajo había que subir otros 3 para llegar al checkpoint de Marix. En este cañón es donde ya estaba con la garra que se caracteriza Isa y Adán, haciendo un estupendo 50k. Ya en el puesto de Marix, preferí no detenerme tanto y solo pedí soda, había que subir el Coronel. Si en tiempos normales es extenuante la subida de kilómetro y medio, se multiplica por dos cuando el terreno está mojado. Aquí estábamos acompañándonos el Chain y yo y justo nos estábamos metiendo donde la cumbre del Coronel es consumida por las nubes y bromeamos con que estábamos introduciéndonos al Shimer espeluznante de ‘Annihilation’, y sí que era un espectáculo de otro mundo a donde nos adentramos. Animamos a los que ya descendían y nos cuidábamos de no resbalar. Allá arriba, solo éramos nosotros en medio de la nube, y solicité mi segunda pulsera, y no quise perder más tiempo para regresar. El descenso fue complicado por lo angosto de la vereda y lo resbaloso pero al menos no pasó a mayores. Ya de vuelta con Marix en lo que ya venía siendo el kilómetro 28 ahora sí me recargué con agua, soda, cerveza, y nomás no quise tequila porque pensé que me iba a cruzar (:P). Ante la recomendación de Marix de nutrirnos tomé un huevo cocido que estúpidamente pregunté como se comía (?) me dijeron «te lo pones en la boca y empiezas a masticar», así le hice no sin antes llenarlo de sal que ya me estaba haciendo falta. Pero era hora y emprendí la huida agradeciendo como siempre a todos.

como cada noche, vuelvo a acompañarte, a las nueve y media te devuelvo a tu mamá

Me alcanzó Danny en este trayecto largo y agotador, era bajada por lo que aproveché para pedirle que cargara mi mochila mientras me cambiaba. Estaba empapado y quería que se secara un poco mi sudadera ahora que salía el sol entre las nubes. Le dí los últimos ánimos porque él sí tenía mucha fuerza para continuar y me emocioné con él de la estupenda carrera que estaba haciendo.

nos quedamos solos, todos se marcharon y en mi cuarto había apenas luz en un rincón

Así amarrada mi sudadera a mi mochila continué estos largos kilómetros de subida de nuevo.

luego solo en casa mirando tu foto sueño con tu cuerpo y en silencio siento amor

Sabía que eran solo 4 pero estaban siendo extremadamente largos.

maldita mi suerte, decídete, simplemente amor, decídete

Muchos corredores me pasaban, no tenía ánimos de esforzarme siquiera.

y volemos hacia mundos lejanos, los dos de la mano, decídete

Tengo frío, estoy a duras penas avanzando, no se me quita esta jodida canción de la cabeza.

decídete, no lo dudes más, decídete, que no puedo resistir sin tenerte

foto por Mariana Delgado
foto por Mariana Delgado

¡YA! debo dejar estos pensamientos derrotistas y poner mi música para quitarme esta canción. Así que le puse Reproducir a mi playlist de Deezer y empieza No Doubt con ‘Ex-Girlfriend’ y voy más animado. Ya de nuevo con los Wanna’s en el kilómetro 36 les digo que ahí les encargo mi báculo de poder, lo voy a necesitar en la segunda vuelta. Y ahora sí con música que sí me gusta, en senderos que sí puedo correr que además son requete-bonitos, voy con un ánimo enorme. Aquí me encuentro al Mosco que va tranquilo porque ya entregó el número pero va bien. Voy bajando por la cuerda y me doy cuenta que prefiero no usarla, está empinadísimo pero no es lo mío. Ya una vez abajo vuelvo a correr en medio de árboles y rodeando el riachuelo me doy cuenta de nuevo porqué me gusta correr por las montañas. Respiro un aire puro, con el movimiento genero calor y no es tan grave el frío, mis pies tocan el suelo de tierra al correr y es de lo mejor. Estoy en mi mejor momento de ánimos y veo que vienen en su segunda vuelta los punteros de 80k, van de lo más relajados y corriendo disfrutando la carrera. En el Uno / Dos van el corredor de Tecate y el de Ensenada confirmando la estadística de que ningún Tijuanense ha ganado el UBT en sus cinco ediciones. Eso me da más ánimos con esa gallardía con el que se conducen y en la cordillera que nos llevará de nuevo al primer checkpoint voy pasando a varios corredores que van por los 30k. Sigo cuidando el paso para no sobre-esforzarme y a lo lejos veo a Edgar que sigue tomando fotos a pesar del frío y lluvia. Le pregunto por Magally y me dice que ya debió haber llegado y me dió muchísimo gusto.

foto por Sergio Shmidt
foto por Sergio Shmidt

En este punto del kilómetro 43 no quiero rellenar la mochila para no meterle más peso pero sí aprovecho para tomar soda y comer algo de papas fritas. Me retiro nuevamente agradeciendo a todos y salgo disfrutando esta parte de la ruta que desde la primera vez que la usaron hace 3 años me gustó bastante. Seguía disfrutando y al ver gente de los 80k que ya regresaba les daba ánimos. Incluso a la señora de más de 50 años que resultó llegar en 3er lugar al verme me gritó un «Gooood jooob!!» que me dió ánimos. Ahora, cuando me encontré a Marco y Chain en su segunda vuelta a un kilómetro y medio de la meta en algo que no pude evitar decirle es que si no regresaba a la segunda vuelta volvería por él. Estos pensamientos siguieron con los columpios de estos últimos metros, me imaginaba regresando a un baño de agua caliente, sin sentir frío, sin tener más dolor por el esfuerzo. Pero seguía una bajada más. TODOS dando ánimos. Corrí más y alcancé la última esquina donde estaban Trini y Lalo animando. Les agradecí y pregunté a la hermana de Santiago por él y aún no terminaba sus 50k. Ya por llegar a la meta veo al Flecha grabando con su celular y dándome ánimos, incluso corrió conmigo unos metros para alcanzarme al punto de abastecimiento y agradecí sus porras.

foto de Adhir Aguilera
foto por Adhir Aguilera

Ahí dentro no pude hablar, solo me quité la sudadera que tenía mojada, me preguntaron cómo me sentía, si quería comer algo. Graciela y Óscar se aseguraron que tuviera el checklist completo de lo obligatorio para continuar consistente en una manta térmica, impermeable, silbato, celular cargado, lámpara y baterías extras, silbato, luz estrobo roja, y adicional ya llevaba yo cápsulas de sal que me había brindado antes Mayo, además de GUs extra. Mientras pasaba todo esto, Martha me daba masajes en las piernas con el ungüento anticalambres y Arelí me alcanzó una cerveza que disfruté como si no hubiera un mañana. Así que sin pensarla mucho ni nada me aventé de nuevo a la aventura ya bien colocada mi chamarra, gorra y todo lo demás. Nuevos aplausos y ánimos por parte de los asistentes y emprendí hacia los 30 kilómetros restantes. Ahí en la vuelta alcancé a ver a Ingrid que ya venía cerrando sus 50k, estaba muy gustoso por ella llegando a la meta. Le abracé y le deseé lo mejor y continué. Seguía corriendo y en la desviación para agarrar de nuevo el cerro un señor que me había visto llegar me dice «¿cómo? ¿otra vez?» le respondo que sí, que porque estoy loco y me responde «sí que lo estás, pero ¡ánimo!»

En la ruta recordé ‘Criminal Utopia’, que en el primer capítulo trata del protagonista haciendo un ultramaratón de 100 millas. Estaba a punto de desistir y él se daba ánimos diciendo «¿ves el árbol allá enfrente? hay que llegar a él y ahí decido si abandonar.» Llegaba al árbol y desde ahí miraba otro punto como una piedra, un río o una brecha, y era su nuevo referente. Y eso mismo estaba haciendo yo. Miraba a lo lejos la salida de un cañón y me daba el empuje necesario para continuar. En el trayecto ahora sí miré a Santiago quien me ofreció sus pastillas de sal. A Adriana que aunque cansada llegaría muy bien a la meta. A muchos otros que les daba ánimos diciéndoles «ya solo falta kilómetro y medio» cuando en realidad faltaban menos.

Llegando al checkpoint en el kilómetro 54, estaba muy agotado y con mucho frío. A lo lejos miraba a Edgar que seguía tomando fotos. Estaba lloviendo. Todos estaban mojados. Unos se guarecían de la lluvia en el carro o pickup titiritando de frío al igual que yo. Me sentaron en lo que Ricardo me aplicaba unas esponjas con agua fría en las piernas. Lo veo a los ojos y los noto rojos, con la mirada cansada. Se me ocurre preguntar «¿y tú cómo estás?» Me respondió que anoche después de continuar marcando la ruta siguió cociendo papas, se acostó a dormir a la 1 de la mañana para despertar a las 2 y media para venirse para acá. Agarré la onda. Me levanté y les dije a todos en la mesa «no voy a abandonar, sería una pendejada de mi parte que todo su esfuerzo se echara a la basura por un ‘uy tengo frío’, ‘ay no me mojo’, ni madres, voy a continuar» Le pedí a Richard que avisara a los otros Diablillos que sí seguí, y me despedí de nuevo agradeciendo mucho a Jorge, Chely, Lorena, Ivonne, Ricardo y los demás que estaban ahí.

IMG_4641Y voy para abajo. Sería llegar por ruta preciosa que siempre me ha gustado pues estás corriendo por el borde de la cordillera viendo el abismo al fondo, la Meseta (ahora nublada) y una panorámica con las montañas de Cuero de Venados. Allá voy bajando hasta la base y ahora debía llegar con los Wanna’s primero pasando por la ruta «del ahorcado» por esos senderos que me gusta muchísimo correr. Llegando a la cuerda, otra vez preferí no usarla, no sé, le tengo más confianza a mis manos aferrándose de las piedras escalando que depender de una cuerda que se mueve para todos lados. Allá arriba no paraba el martirio, había más subidas pero de nuevo volvería a bajarlas para llegar al checkpoint en el kilómetro 60. Me reciben Gabriel y David con un burrito que recalentaron en las brasas. Reposo un momento en una caja de plástico que había ahí y les agradezco viendo que se quedaron a dormir en casas de campaña aguantando mucho más que uno que viene disfrutando la carrera. Ellos ya estaban esperando a los últimos corredores y me dicen que debo ser el 36 y que ya algunos habían abandonado. Les doy el último «gracias», tomo mi bastón y emprendo la subida a la Meseta por extenuantes 800 metros.

Hace frío, el sol a duras penas alumbra un poco considerando que está del otro lado de la montaña y oculto bajo las nubes. Está lloviendo y hace mucho viento en la parte alta de la meseta. Me convenzo a mí mismo de que si corro voy a generar calor para aguantar más, pero esto no sucede. Hace demasiado frío. Llego a la parte del descenso (el que no me gusta por lo empinado y empedrado) y veo a lo lejos el checkpoint, pero hay que llegar a él. Bajo con cuidado aunque sí aprovecho para dar pasos más acelerados pues ya quiero llegar. Deja de llover a medio camino y veo los últimos rayos de sol atravesar las nubes al fondo. Sigo cargando mi vara que a estas alturas definitivamente estorba y la tiro al lado del camino. Mayo ya viene hacia mí.

Es el punto del kilómetro 65. Mayo me pregunta «¿quieres que te acompañe a la meta?» y le respondo «sí» pero en mi mente grito «POR FAVOR SÍ, CORRE CONMIGO, NO ME DEJES SOLO». Karina me atiende con una exquisita sopa de lentejas que hizo Edson, le pido otro vaso que devoro con gusto. Naraí me rellena de agua la mochila, Mayo me sirve whisky, todos me atienden de maravilla. Y estamos en ruta.

Platicamos de las vivencias durante el día, después de todo él también está arriba desde antes de las 4 de la mañana. Le platico de mis dudas y recuerdo como le dije que no lo defraudaría, él me pide que repita el mantra: «TERMINAR» es la meta. Sea como sea. Ya es hora de encender las luces y que bueno que venía él preparado pues mi lamparita aunque es suficiente no daba tanta luz como la de él. A lo lejos vemos que viene Lorena y su perrita Daisy que ya están en labores de barredora. Nos acompañamos en esta parte de la ruta que no sabía que eran tan empinadas, como que siempre había tomado esta sección de bajada y no lo recordaba. Ahora sí está completamente oscuro, «pitch black», ni siquiera las luces de la ciudad se alcanzan a ver y en una de esas regresa asustada Lorena pues había vacas (4, 8, 20, quien sabe cuantas) en el camino. Solo nos desviamos un poco para no provocarlas y continuamos ascendiendo. ¿Te conté que estaba totalmente obscuro? No distinguía el camino para nada, de día pues te da una idea de referencia los cerros a los lados pero ahora mismo no se ve más que los pocos metros enfrente de tí por la luz de las lámparas. Llegamos a un punto donde Lorena nos dijo que ya llegaríamos al checkpoint pero no logro distinguir nada. Seguía lloviendo por lo que impedía la visibilidad pero por fin, a lo lejos vemos la carpa y sus luces.

foto de Isabel Mata
foto por Isabel Mata

Este punto ya era el kilómetro 72, y Ricardo nos mencionó a todos los que ya habían pasado y que solo esperaban otros 3 además de mí. Me dió un masaje que revivió mis músculos y comí lo último para aguantar los 6 kilómetros restantes. Aproveché para deshacerme de basura que había estado recogiendo y no se porqué no había tirado en los checkpoints y me despedí insistiendo en el agradecimiento una vez más y salimos. Era espectacular esta parte de la ruta, estábamos corriéndolo (a mi paso débil, pero corriendo) y yo lo estaba disfrutando ampliamente. Es bien curioso como revitalizan los mensajes de ánimo de Endomondo que recibí de Mario, Jonathan, Nacho y Nadia, además de que mi hermana me llamó. No se porqué le dije que tenía mucho sueño, quizás era de la emoción de sentir su apoyo ya en los últimos 2 o 3 kilómetros. Ya ahora sí estábamos en la última bajada y debía cuidar el paso para no caer en alguna grieta. Por fin salimos de las rejas que separan el monte del camino hacia el Rancho Casián y salimos corriendo. A un par de corredores que caminaban este tramo les dimos alcance y los rebasamos. Ahora sí venía muy contento de completar este reto. Se notaba a lo lejos el ruido y la gente y me emocioné aún más. ¿Cómo llegué a la meta? Eufórico. No podía hablar. Mostré mi muñeca para que me contaran las 7 pulseras que habalaban haber recorrido correctamente la ruta. Recibí la medalla, el MigÖ alusivo al evento y yo seguía emocionadísimo. Abracé a todos quienes estaban cerca y agradecí a Antonio, Zuluz y de Baja Trail que ví que estaban ahí.

foto de Manuel Ayala
foto por Manuel Ayala

La primer parte de la ruta me había planeado llegar en menos de 9 horas y pude hacerlo con unos veinte minutos de ventaja. Mi plan era hacer los últimos 30k en 5 horas pero ahí sí me desapegué al plan por el cansancio, el esfuerzo adicional por el lodo, además del frío y lluvia. Aún así, me supieron a gloria esos 78 kilómetros en 14 horas 50 minutos. Fue tal mi cansancio que mi corridita post carrera no la pude hacer al día siguiente, apenas podía moverme. Fue hasta el segundo día que pude trotar 5 kilómetros y ya al día siguiente amanecí con las piernas más descansadas.

No puedo dejar de agradecer el esfuerzo de Baja Trail Endurance Runners & More por hacer esta carrera. La que más espero en el año y definitivamente la que más disfruto. He participado en las 5 ediciones (aunque la primera no la terminé) y quiero seguir corriendo para disfrutarlas. Siempre tienen una nueva locura en cada edición y es de reconocer que siempre han tenido los mejores resultados con todos los que participamos. GRACIAS.

6 comentarios sobre “Vamos a correr – #UBT2018

  1. ¡Felicidades por completar el reto! Gracias por compartir tu experiencia, esos relatos inspiran (por lo menos a mi) a esforzarse más para cumplir lo que uno mismo se propone. Estuvo suave seguir tu carrera en Endomondo.

    No hubiera pensado que No Doubt sirviera como inspiración en una carrera…

  2. Woow compañero, yo tuve la experiencia de recorrer los 30Km, y leer tu experiencia me llena de satisfacción y emoción, gracias por compartir con nosotros está gran carrera, feliz de conocer el Trail, aún puedo sentir lo pesado de piernas y brazos al querer dar un paso más, y aún con dolor, hambre y cansancio lo volveré a hacer si Dios me lo permite, Saludos y mil Felicidades

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