Es el Primer Maratón del Puerto de Ensenada, y a pesar de que iba prácticamente arrastrando las piernas, haciendo cálculos ya estaba por llegar al kilómetro 40 y fue impresionante como me levantó el ánimo este sujeto en ese puesto de abastecimiento. Este señor se desvivió en darme agua helada para beber, un plátano, naranja, empaparme en agua fresca y ya emprendiendo camino va corriendo conmigo a darme un vaso de jugo de naranja. No tiene idea como estoy agradecido.

Así como estoy sumamente agradecido con 3 chicas de un carro gris que me encontré como 4 o 5 veces. Se iban recorriendo conforme avanzaba el contingente de este primer maratón y a todo mundo apoyaban con todas las ganas. La última vez que las vi así se los hice saber «no saben como me sirvió este apoyo, muchas gracias».

AdobePhotoshopExpress_b3e62e4176f9434f87832aa14516ac98Una disculpa a la dependiente del Oxxo por ahí del km. 28 pues iba derramando sudor por toda la tienda cuando me metí a comprar una Coca Cola y una botella de agua. Era necesario, me acordé de que en medio de este esfuerzo esa azúcar levanta fuerte. Aunque lo que me faltó fue salinizarme (o como se diga) pues por ahí del km. 35 ya sentía un hormigueo en las palmas de las manos que me obligó (junto con lo agotado de las piernas) a tener un «receso» y caminar por algunos kilómetros.

Con Héctor Buelna pude coincidir en la cena de carbohidratos y al terminar cuando ya estaba festejando su lugar ganado en el Maratón, y siempre son conversaciones donde se aprende mucho y por ello agradezco poder comentar la experiencia después de las carreras. Me dió mucha pena con Adriana Lascano pues cuando llegué a la meta me tenía que ir corriendo a hacer el checkout al hotel y solo pude tomarme rápidamente una foto y ni chance de felicitarle por su lugar ganado y más por ser su primer maratón. Desde aquí un abrazo Adriana. Al Chain también fue de los pocos que pude saludar al terminar su maratón bastante fuerte.

Muchas familias esperabaran a sus competidores para acercarles agua helada, algún suero o fruta. La gran mayoría ofrecía a todos los corredores un poco de lo que podían, al costo de su propio bolsillo o que se les terminara y tener que regresar por más. Pero esos niños con sus cartulinas apoyando o aquellos que acercaban la hielera para que te pudieras surtir de lo que hubiera son gestos de gran humanidad que se aprecian y agradecen enormemente sobre todo en una prueba como ésta.

Los voluntarios en cada puesto de abastecimiento estuvieron muy animados y contentos de ser partícipes de este gran evento en el puerto, soportaron el calor, las quejas, los pitidos de los autos que no pueden tolerar una pequeña interrupción en sus trayectos. Los ciclistas que cada que pasaban se preocupaban y me ofrecían agua y otros más que con todo el entusiasmo gritaban «sí se puede Gabo, ¡vamos!»

No es nada fácil organizar una carrera, y menos el evento estrella de atletismo, así que esa camisa de once baras (como la llaman) no debió ser una decisión tan sencilla de tomar y se pudo lograr un buen evento, con algunas fallas que ya están observadas pero no dejando de hacer historia. A la próxima.

Gracias por la foto Adriana
Gracias por la foto Adriana

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.